Cúpulas: los sombreros de Buenos Aires

Una mirada hacia arriba y el aporte de la «reina» de la temática

Buenos Aires es una ciudad reconocida por la confluencia de múltiples estilos arquitectónicos, que van desde el neogótico, el neoclásico y el ecléctico, hasta el art decó y art nouveau, lo que la convierte en una ciudad de extraordinarios contrastes. Además, por su destacado crecimiento poblacional, conviven edificios antiguos e históricos, junto con modernos e innovadores diseños.

 

Es una ciudad que esconde entre sus calles un rico y variado catálogo de cúpulas de múltiples estilos y épocas. Basta con hacer un alto en la vorágine que caracteriza nuestra rutina y alzar la vista, que descubriremos un magnífico cielo salpicado de un sinfín de sombreros de diversos tamaños y formas que coronan los históricos y centenarios edificios.

 

El esplendor de las cúpulas en Buenos Aires tuvo lugar entre fines de 1890 y 1930. Hasta ese entonces, era por excelencia el elemento arquitectónico que se utilizaba para marcar las esquinas de las calles, como así también para denotar el progreso dentro de la burguesía argentina, marcando el poderío económico de los habitantes de las propiedades de la ciudad. Y la han vestido simbolizando lo sagrado, alzándose hacia el cielo y también marcando la opulencia del propietario.

 

Pasaron los años y la moda y la arquitectura fueron cambiando sus costumbres, dejando poco a poco atrás la utilización de cúpulas durante la construcción. Con ese esplendor culminado hacia 1930, las construcciones comenzaron a hacerse con terminaciones muy chatas, y luego, en la actualidad, aparecieron los impresionantes edificios modernos, muchos de ellos en vidrio, que retoman la costumbre de hacer terminaciones con mayor diseño e impacto visual. Hoy en día, si alguien quisiera construir un edificio de estilo antiguo y coronarlo con una cúpula, se encontraría seguramente con una difícil tarea, puesto que ya no hay personas que sepan realizar ese tipo de trabajos de gran dificultad.

En esta edición, Vidriotecnia contactó para esta nota a Adriana Cichero, especialista en cúpulas de la Ciudad de Buenos Aires. Adriana maneja una cuenta de Instagram (@lareinadelascupulas), declarada de interés cultural por difusión arquitectónica. En la actualidad, la «reina» se ha propuesto realizar un censo de cúpulas en la ciudad.

Las cúpulas de la Ciudad de Buenos Aires son alrededor de cuatrocientas, todas ellas diferentes en estilos, tamaños y funciones. Muchas son utilizadas solo como ornamentación, como el caso de la cúpula de la Iglesia del Santísimo Sacramento. Otras, son huecas y utilizadas como mirador, al que llegan muchos amantes de las grandes vistas de la ciudad. Mientras tanto, hay otras que cumplen una función específica, tales como ser un ambiente más de una vivienda o incluso una vivienda completa. Nos encontramos con algunas cúpulas como la que corona un edificio en Callao y Corrientes, donde vive un arquitecto que ha hecho de la cúpula de su vivienda, su increíble living-comedor. O el caso de una artista de jazz que ha adaptado todo su departamento dentro de una cúpula, ubicada en el pasaje Sargento Cabral y Suipacha.

También están las cúpulas utilizadas como depósito, como las cuatro cúpulas del pasaje Rivarola, utilizadas por los locales de sus respectivos edificios para almacenar mercaderías. Y no siendo aún suficiente, hoy en día hay cúpulas que son utilizadas como coworking o para alojar oficinas. Si miramos hacia arriba en Diagonal Norte y Florida, nos encontraremos con cinco cúpulas maravillosas, dos pertenecientes al edificio Bencich, una que corresponde al edificio de ICBC (ex Bank of Boston), otra que corona al edificio Miguel Bencich y, por último, la del edificio Equitativa del Plata. La cúpula del edificio Miguel Bencich, que había sido en otros años regalo de una enamorada mujer a su marido, hoy funciona como planta para coworking.

El edificio Otto Wulff, por su parte, es rematado por dos cúpulas en forma de cono, que empiezan en el piso octavo y terminan en el décimo. En el octavo y noveno piso funcionan oficinas y en el décimo hay un departamento deshabitado, e incluso, si seguimos subiendo hacia lo que sería el piso once, nos encontraremos con un reservorio de agua y una escalera caracol que permite el acceso al mirador del edificio.

 

 

Recorrido de La Reina de las Cúpulas

Adriana recuerda que ya a sus seis años, en sus frecuentes paseos familiares por la Plaza Congreso, admiraba profundamente el esplendor de la cúpula del Congreso de la Nación. Con los años, de grande, trabajando en el centro, una tarde, en la vorágine de un día de semana en Diagonal Norte y Florida, casi por casualidad miró al cielo y quedó impactada con el «otro mundo» que había sobre su cabeza: el mundo de las cúpulas. Así como comenzó a tomar fotos con su celular y pasarlas a sus familiares y amigos. Con el tiempo decidió abrirse una cuenta de Instagram y empezar a publicar contenido de cúpulas, puertas, ventanas, etc. Recuerda que un amigo le dijo: «Cuentas que muestran Buenos Aires hay un montón, pero que muestren las cúpulas de Buenos Aires, no hay». Sus amigas la llamaban internamente «la reina de las cúpulas». Fue entonces que se decidió a ser «la reina»: se propuso fotografiar todas las cúpulas de Ciudad de Buenos Aires y de esa forma nació la idea de hacer un censo sobre ellas. Armó una guía en Google Maps y otra informativa sobre las cúpulas que va a visitar. Ya logró superar las doscientas cúpulas, aún le faltan algunas para alcanzar las cuatrocientas que se estima que hay en la ciudad. Hoy en día, recibe invitaciones de muchos de sus seguidores, quienes la invitan a conocer sus casas y trabajos con vistas de cúpulas, e incluso quienes viven dentro de alguna.

Cinco joyas de gran altura

Le pedimos a La Reina de las Cúpulas que hiciera una selección especial de sus cinco cúpulas preferidas para Vidriotecnia.

La primera que eligió es la del Congreso de la Nación, ubicada en Av. Entre Ríos entre Av. Rivadavia e Hipólito Irigoyen. Es la más grande de la ciudad, se alza 85 metros en un lugar estratégico de la ciudad, desde donde puede verse la Avenida de Mayo. Desde lo arquitectónico, curiosamente posee una cúpula dentro de otra más grande, una que podemos ver y otra que solo puede conocerse a través de sus planos, información que posee el organismo CEDIAP, a cargo de la conservación, preservación digital y difusión de la documentación técnica, gráfica e histórica de edificios públicos de todo el país.

En segundo lugar, nos presentó la cúpula del Palacio Barolo, en Av. de Mayo 1370. Todos podemos ingresar a ella ya que hay visitas guiadas. Hay diferentes versiones sobre lo que inspiró a su construcción, la más popular dice que está basada en la Divina Comedia, escrita por el florentino Dante Alighieri.

El tercer puesto es para la inmensa cúpula de Santa Rosa de Lima; con sus 65 metros impresionantes de un estilo romano, en la esquina de Av. Belgrano y Pasco. Hay visitas guiadas donde se puede acceder hasta el corazón de la misma. Sin embargo, si se logra acceder a subir aún un poco más, se puede alcanzar un mirador que posee un cupulín por donde entra luz a través de un vidrio, reflejando así toda la luz solar sobre la iglesia.

El tercer puesto es para la inmensa cúpula de Santa Rosa de Lima; con sus 65 metros impresionantes de un estilo romano, en la esquina de Av. Belgrano y Pasco. Hay visitas guiadas donde se puede acceder hasta el corazón de la misma. Sin embargo, si se logra acceder a subir aún un poco más, se puede alcanzar un mirador que posee un cupulín por donde entra luz a través de un vidrio, reflejando así toda la luz solar sobre la iglesia.

 

Luego, en el puesto número cuatro, seleccionó la cúpula que corona al ya mencionado Otto Wulff. En su interior aloja oficinas, departamentos, un reservorio de agua y un mirador. Las dos pequeñas cúpulas que la terminan poseen, una de ellas, una corona y la otra, un sol. Tiene dos interpretaciones, la primera es que su primer propietario, de origen austrohúngaro, quiso hacerle un homenaje a su emperatriz y a su esposo. La otra dice que, en realidad, la corona es un homenaje a la reina de España, la madre patria y el sol, a nuestra querida Argentina.

 

Por último, pero no por ello menos importante, su elección fue la cúpula de la Legislatura Porteña. A 90 metros de altura sobre la Plaza de Mayo, tiene una de las vistas más increíbles de la Ciudad, incluso más que otras tantas cúpulas que la adornan. Nos cuenta Adriana que fue precisamente aquí donde asumió su nombre de La Reina de las Cúpulas, por sentirse realmente en lo más alto cuando subió la misma.

 

 

 

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